DEFINICIÓN. La incontinencia urinaria se define como: “La manifestación o percepción, por parte del paciente, de un escape involuntario de orina”.
TIPOS. Existen varios tipos de IU. Los principales son:
- Incontinencia Urinaria de Esfuerzo (IUE): Cuando el escape se produce al realizar un esfuerzo (tos, estornudo, ejercicio físico, etc.)
- Incontinencia Urinaria de Urgencia (IUU). Si la perdida de orina va acompañada o precedida de un deseo fuerte y urgente de orinar. En este apartado precisa una mención especial la llamada Vejiga Hiperactiva (VH) que consiste en “la aparición, frecuentemente, de la necesidad imperiosa de orinar, aunque sea de noche, se acompañe o no de IU, y cuando no esté provocada por una patología orgánica local (tumores, infecciones, etc.)”.
- Incontinencia Urinaria mixta (IUM). En este caso, la pérdida de orina se produce tanto con el esfuerzo, como con la urgencia.
- Existen otros tipos de IU, tales como: La postural, nocturna, continua, de la risa, el coito o durante el embarazo y postparto, que quedan definidas por sí mismas.
FRECUENCIA. La IU es el triple de frecuente en la mujer que en el hombre y aumenta, principalmente, con la edad, de tal manera que, si bien a los 25 años solo la padecen el 5% de las mujeres, este porcentaje va en aumento hasta alcanzar más del 50% en mujeres mayores de 65 años.
FACTORES DE RIESGO. Entre ellos podemos destacar:
- La edad. La IU se incrementa con la edad, alcanzando un máximo entre los 50 y 60 años. A partir de los 60 años la IUE disminuye y la IUU o la IUM aumentan.
- El embarazo. Un 25% de las mujeres embarazadas pueden presentar IU, que va disminuyendo en el puerperio, aunque las que la presentan tienen más posibilidades de padecerla posteriormente.
- El parto. Sobre todo si es vaginal y operatorio (vacuoextracción, fórceps, etc.)
- La obesidad. Es un evidente factor de riesgo. Más si se acompaña de Diabetes.
- Deterioros funcionales o cognitivos. Las limitaciones de la movilidad y deficiencias mentales aumentan el riesgo de padecer IU.
- La genética. La transmisión familiar es posible.
- Otras situaciones tales como: La menopausia, el tabaquismo, las infecciones urinarias de repetición, la cirugía urogenital previa o por rebosamiento, que aunque aparentemente puedan estar relacionados con la IU, no está fehacientemente demostrada su influencia.
No obstante, cada uno de los tipos de IU puede tener unos factores de riesgo más específicos; pero que no puedo detallar.
GRAVEDAD Y CALIDAD DE VIDA. La gravedad de la IU, independientemente del tipo que sea, viene determinada por el Índice de severidad en el que se distinguen tres categorías:
- Leve: Cuando solo se pierden unas gotas de orina al mes.
- Moderada: Si la perdida de estas gotas se produce diariamente
- Grave. Cuando se pierden grandes cantidades de orina, al menos una vez a la semana.
CALIDAD DE VIDA: La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la calidad de vida relacionada con la salud, algo así, como: “La percepción del individuo sobre su salud física y mental (como se siente) dentro del entorno donde vive, y que le permita desarrollarse y alcanzar sus metas”. Tan importante o más que valorar el grado de gravedad de la IU, puede resultar el conocer el cuanto afecta, a la calidad de vida de la paciente, cuanto le repercute sobre su actividad diaria, su trabajo, ejercicio, relaciones sociales, etc. Puede ser que una IU leve, afecte más a la calidad de vida de una mujer, que una IU moderada o grave a otra.
Para valorar la gravedad o la repercusión de la IU sobre la calidad de vida, nos apoyamos, fundamentalmente, en la Historia Clínica (lo que le preguntamos y nos cuenta la paciente) así como en diferentes Cuestionarios, con numerosas preguntas y respuestas, que nos acercan a una valoración correcta. Ambos se complementan.
DIAGNOSTICO. Resulta obvio que: “Se necesita un diagnóstico correcto para poder aplicar el tratamiento adecuado”. Como habéis leído al principio, existen varios tipos de IU, con etiologías, repercusiones y, por tanto, con tratamientos diferentes. No son todas iguales ni se tratan de la misma manera.
El diagnostico se basa en tres pilares fundamentales: La Historia Clínica, la Exploración y las Pruebas Complementarias. Vosotras sois protagonistas, principalmente, durante la Historia Clínica (anamnesis, lo que nos contáis, como lo hacéis y como respondéis a nuestras preguntas) por esto, a ella, le dedicaré la explicación más detallada.
Cuando al médico de cabecera, al urólogo o al ginecólogo les consultáis por padecer de IU debéis de explicarle: En relación con qué os aparece, que la desencadena, con qué frecuencia o intensidad, desde cuando la padecéis, que medicación tomáis, que hacéis para evitarla, que deseáis. Toda esta información la podéis anotar en el llamado Diario Miccional. Un documento que se os puede proporcionar en la consulta o descargar desde internet, y en el podréis anotar todo lo relacionado con la micción. Si durante la anamnesis obtenemos una buena información ya podremos hacer un diagnóstico correcto y corroborarlo con una exploración clínica básica. En los casos de IUM, complejos, que resulte difícil un diagnóstico exacto o hayan fracasado los primeros tratamientos, deberéis acudir a unidades especializadas donde os realizaran estudios más completos, incluidas las Pruebas Urodinámicas.
Dr. Francisco Valdivieso. www.drfranciscovaldivieso.com